El origen de la palabra Trabajo

Karl Marx dijo que, «el trabajo dignifica al hombre», una frase que resume y expresa una ideología en contraposición a la larga herencia judeocristiana, expresada en el Génesis. Me refiero, cómo no, a aquello de «te ganarás el pan con el sudor de tu sangre». Honorabilidad o penitencia, la palabra trabajo posee un más que curioso origen que, adivinen, alude a la noción negativa.

¡Y tan negativa!, como que proviene del latín tardío tripaliare, torturar. Dicho verbo tiene su origen en el tripalium, un utensilio que, como su nombre indica, estaba formado por 3 palos, dispuestos de tal manera que permitían inmovilizar al ganado y que, con el tiempo, fue usado también para fijar a los esclavos como castigo, ya fuese mediante azotes, golpes u otras maniobras de martirio.

Tripalium o Tres palos

Aquel significado de padecimiento de tormento y sufrimiento fue trasladado a las labores diarias de la mayoría de los mortales, quedando el término como las palabras trabajo en español,
trabalho en portugués, travail en francés y travaglio en italiano.

Curiosamente, el término trabajo en nuestra lengua posee todavía su significado inicial de «Penalidad, molestia, tormento o suceso infeliz» en su novena acepción, tal como se indica en la R.A.E.

Y como última curiosidad decir que la palabra trabajo también posee un origen no poco agradable y bastante similar en otros idiomas no romances. Es el caso de las lenguas germánicas: En inglés, trabajo, work proviene del gótico wrikan, que significa persecución. Y la palabra arbeit, utilizada en alemán para designar alguna cosa de tipo laboral, designa un esfuerzo o sufrimiento.

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